La desigual distribución de las reservas mundiales de
combustibles clásicos (carbón, petróleo, gas natural, etc.) y la sospecha de
que en un plazo no demasiado largo lleguen a ser insuficientes para cubrir la
creciente demanda han obligado a estudiar nuevos procedimientos de obtención de
energía. Una aspiración de todos los tiempos ha sido la de la transformacióp
utilizable de los tipos naturales de e.; sin embargo, su desarrollo en gran
escala, excepto para el caso de la e. hidráulica, no ha pasado todavía del
plano experimental. Por ej., la e. de las mareas está siendo estudiada con
creciente interés; la e. cinética de los vientos, que durante siglos ha sido
utilizada como motriz para pequeños ingenios, está sufriendo también una
cuidadosa investigación, así como la e. geotérmica de los volcanes que en la
actualidad ya suministra calor a alguna pequeña ciudad. De cualquier forma,
estas ideas representan soluciones de tipo local con una gran dependencia de
agentes exteriores incontrolables y no pueden ser consideradas como de
aplicación universal; de ahí que la mayor parte de la investigación se oriente
en otras direcciones.
La energía nuclear. Desde el descubrimiento de la
radiactividad (v.) al final del siglo pasado, los físicos han hecho conjeturas
acerca de la e. almacenada en el átomo. La medida de las masas atómicas
demostró la existencia de dos reacciones nucleares exoenergéticas aprovechables
como fuentes de e. útil: la fisión y la fusión nuclear (v.). La reacción de
fisión, producida sólo en determinados elementos pesados, fue la primera
realidad en este aspecto. Los reactores nucleares (v.), cuyo objetivo es
proporcionar un medio en el cual la fisión pueda ser iniciada, sostenida y
controlada, están suministrando ya una parte sustancial de la electricidad
consumida en el mundo. El uranio (v.), «combustible» básico para estas
instalaciones, es un elemento relativamente abundante (0,004°% de la corteza
terrestre), pero sus minerales lo contienen en muy pequeña cantidad, lo que
encarece considerablemente su explotación. Además, sólo uno de los tres
isótopos (v.) que contiene el uranio natural es fisionable en alta proporción,
el U235, lo que supone la necesidad de consumir grandes masas de combustible.
Ello ha llevado a la utilización del uranio enriquecido (con alta proporción de
U235) que reduce el tamaño del reactor y aumenta la vida útil del combustible.
El enorme coste del enriquecimiento del uranio hace que su obtención esté
todavía limitada a países de avanzado desarrollo industrial, lo que obliga a
los restantes a depender de ellos para sus necesidades de combustible; países
con grandes reservas de mineral de uranio tienden a mantener su autonomía
utilizando el uranio natural, a pesar de que ello suponga la construcción de
reactores de tecnología ya superada. Por otra parte, un estudio de las reservas
mundiales de uranio no conduce a conclusiones optimistas. Países en los que la
proporción de electricidad de origen nuclear va en aumento temen agotar pronto
sus reservas y dirigen su atención hacia otro material fisionable: el plutonio.
CYBERGRAFIA:
https://sites.google.com/site/yuriddejesusest162/home/apuntes-tercer-grado/temario/bloque-3/a-vision-prospectiva-de-la-tecnologia-escenarios-deseables/a-b-las-nuevas-fuentes-de-energia-y-los-materiales-de-ultima-generacion-y-su-aplicacion-en-la-informatica
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